Bodegas Tobelos: entre ‘piedras’ y viñedos singulares

La bodega de Briñas, con unas vistas maravillosas a las Conchas de Haro y a las peñas de Bilibio, se asienta sobre un antiguo poblado de más de 900 años

Tobelos está ubicada en una de las zonas de mayor tradición vitivinícola, en una acusada pendiente sobre el cauce del Ebro, al pie de la sierra Cantabria y de los montes Obarenes, con unas magníficas vistas a las Conchas de Haro y a las peñas de Bilibio, que pueden contemplarse desde las cristaleras de la propia instalación. La edificación se asienta sobre un antiguo poblado de hace más de 900 años de antigüedad, descubierto recientemente al toparse con los restos de una necrópolis. Una visita obligada es a un viñedo propio de 80 años,
Quiñones de Tobelos, dentro de San Vicente de la Sonsierra pero pegando al límite de Labastida. Allí, además de los viejos viñedos, encontraremos unos restos arqueológicos (la Fonsagrada), donde se pueden contemplar las ruinas de una ermita y una necrópolis que data del siglo X-XI.

La incorporación hace unos años de Adriana Laucirica al frente de la dirección técnica abrió una nueva etapa para Bodegas Tobelos: «Hemos dado un mayor protagonismo de las sensaciones primarias, con la idea de ofrecer algo más pero sin renunciar a la identidad que la casa, con muy buena labor, se ha construido». Tobelos elabora un blanco de viñedo singular, Los Quiñones de Tobelos: «Para mí —explica Laucirica—, Los Quiñones es un viñedo realmente especial y por esa línea va ese plus que comentaba, con un mayor compromiso, si cabe, con los viñedos y con la zona en que estamos».

La bodega trabaja con la idea de alcanzar el 50 % de viñedo en propiedad en los próximos años y con proveedores fijos de viejas cepas del extraordinario triángulo formado por Briñas, Labastida y San Vicente: «Es una comarca espectacular, que nos permiten elaborar vinos con personalidad», señala la enóloga. La bodega elabora además Leukade, un vino selección de los viñedos más viejos, pura potencia que se hace solo en añadas especiales; Tahón de Tobelos, un reserva más clásico, que combina la potencia primaria de la selección de viejos viñedos con una madera también presente; un singular varietal de garnacha con un perfil muy atlántico de la zona; Tobelos Blanco, con viura y pequeños porcentajes de garnacha blanca y sauvignon blanc criado con sus lías en hormigón, depósito y fudres; y Tobelos Tempranillo, quizá el vino más meritorio (casi 200.000 botellas), que en los mercados más cercanos tiene la virtud de pedirse en la mayoría de las barras por su nombre (Tobelos) en lugar de por su condición (crianza). La bodega trabaja el enoturismo (español, inglés y francés), con una amplia oferta de visitas, incluida viñedo y entorno.