Teodoro Ruiz Monge: la innovación desde la tradición

José Luis Ruiz Bañares extiende la tradicional elaboración por maceración carbónica a una espectacular colección de varietales y vinos de finca

Teodoro Ruiz Monge fue uno de los cosecheros pioneros en Rioja en elaborar con marca propia en los años 70 del siglo pasado. Ahora, Itu, su hijo, ha puesto en marcha uno de los proyectos más singulares de la región con la elaboración de varietales, vinos parcelarios y criados con la maceración carbónica como única técnica de elaboración: «No hago vinos pensando en la crítica y me gustaría ayudar a quitar el miedo que algunos tienen a la maceración carbónica, supongo que porque no interesó darle en su momento buena fama».

Itu, José Luis Ruiz Bañares, elabora el Monge Ruiz, cosechero, y el Zurbano, crianza, en los lagos de la bodega original de 1872, con pisado de la uva, removido con horquillo y extracción de los mostos por gravedad para su reposo en los depósitos de hormigón y con la 'receta' familiar de siempre: tempranillo, con un 5% de viura y un 10% de garnacha: «El cupaje lo hacían ya en la viña y, si algo ha demostrado el tiempo, es que mucho tenemos que aprender todavía de nuestros abuelos».

Zortún, un peculiar y muy interesante blanco de la casi extinta variedad turruntés, Isabel Bañares, La Pacha, una producción limitadísima de un pequeño viñedo prefiloxérico, Desniete, un varietal de viejas garnachas, son su actual colección de parcelarios que elabora en la nueva bodega: «El método es el mismo y, cuando ya han fermentado, llevamos los vinos a barricas para la maloláctica». Itu, que destaca la «frescura y la fruta, diferencial, además de mayor sedosidad en la boca que aporta la maceración carbónica», desafía también los mitos sobre sus supuestas limitaciones para el envejecimiento: «Lo veremos en un años, pero yo elaboro vinos con deseo de que perduren en el tiempo; si se trabaja bien el viñedo, el vino será bueno y, luego, en la bodega es cuestión de gustos». «Si al final contribuyo a que no se pierda un tipo de elaboración artesanal e histórica, me doy por satisfecho». El viticultor ha rehabilitado, con sus propias manos, una de las cuevas del impresionante Castillo de San Vicente, que ha abierto al enoturismo, por lo que una visita a la bodega es más que recomendable.