Bodegas Lecea: viaje al corazón de Rioja

La bodega de San Asensio ha convertido en una fiesta la vendimia artesanal y el pisado de la uva como se hacía 300 años atrás

Luis Alberto Lecea, además de agricultor y cosechero, fue el primer viticultor presidente (2012-2014) del Consejo Regulador desde su fundación en 1926. Luis Alberto mantiene activa la bodega familiar original del siglo XV, donde sigue combinando una tradición ancestral con las nuevas técnicas de vinificación.

Es uno de los pocos viticultores que sigue trabajando en las cuevas del barrio de bodegas de San Asensio, ya que la gran mayoría de cosecheros desaparecieron por agobio burocrático y acabaron buscando refugio en las cooperativas de la localidad. Lecea cuenta que hay unas 300 cuevas de elaboración en San Asensio, pero casi todas cerradas: "En mi caso tenía viñedo, una bodega algo más grande que las del resto y algunos estudios, así que pensé que podía embotellar y vender los vinos”.

Hoy, con sus hijos Jorge, Estela y Lidia , además de su mujer Lourdes, implicados al 100 %, ha conseguido ser una de las bodegas más visitadas de Rioja. Se abastece de sus propias uvas, todas de la zona de San Asensio y cuenta con cuatro espectaculares calados del siglo XVI, que los Lecea ha ido adquiriendo y uniendo, un auténtico laberinto que en los diversos rincones se completa con prensas, filtro, odres, corquetes... y otros utensilios históricos de elaboración que la familia ha ido restaurando para su exposición.

Bodegas Lecea elabora vinos blancos, claretes y tintos jóvenes y también vinos criados, junto con un vinazo de producción limitadísima, Las Cuevas de Lecea, ideado ya de la nueva generación, pero si hay que destacar un vino de esta casa es Corazón de Lago: un vino artesanal en torno a cuya elaboración la familia Lecea ha mantenido viva la fiesta del pisado de la uva. Todos los finales de vendimia, Lecea elabora Corazón de Lago en vivo para miles de aficionados que disfrutan de la fiesta que supone la obtención del vino tras todo un año de cuidado de la vid: “Vinificamos en estos calados como hace 200 o 300 años, con sus sistemas de almacenamiento en hormigón, de llenado por cántaras, el modo de transporte con los odres (piel de cabra) e incluso un pisado de uva a la antigua", explica el bodeguero.

Su fiesta del pisado fue reconocida en el 2016 como mejor actividad enoturística del año por Las Rutas del Vino de España y su proyecto de recuperación de calados fue merecedor del premio Best Of del Turismo Internacional.