Bodegas Mazuela: Corazón indomable

Jesús Manuel García lidera un proyecto que se abastece de sus viñedos familiares con Stelvio, tinto y blanco, como principales referencias.

Veinte kilómetros de ascenso, 48 curvas de herradura hasta alcanzar la cota de los 2.757 metros. Es el paso del Stelvio, la mítica cima alpina del Giro de Italia, que por primera vez coronó Fausto Coppi para el ciclismo en 1953. Jesús Manuel García (Bodegas Mazuela) tiene grabado a fuego lo que, como apasionado y ciclista aficionado, supuso para él alcanzar la legendaria “cima Coppi”. Una superación personal que hace unos años le llevó a embarcarse en un pequeño proyecto bodeguero, con familiares y viñedos propios, y cuyo vino insignia bautizó como Stelvio. Manuel García no es un desconocido del mundo del Rioja. Revolucionó la cooperativa de Uruñuela al poner en marcha una pionera política de selección y parcelación de viñedos y puso en el mercado en su momento la nueva bodega Marqués de Terán, a la que dedicó más de una década de su vida, desarrollando varios proyectos de I+D, entre otros ser la primera bodega del mundo en el empleo de la geotermia para elaboración y crianza de los vinos.

Jesús Manuel García produce en sus viñedos familiares de Hormilla unos 300.000 kilos de uva, aunque de momento solo elabora una parte. “Este mercado es muy difícil —explica—, así que tenía claro que empezaríamos con un microproyecto, aunque con la posibilidad de crecer con nuestras propias uvas”. Stelvio Tinto, potencia y elegancia, y Stelvio Blanco, un pelotazo frutal de malvasía y sauvignon blanc, son sus principales referencias. También ha puesto en el mercado 'Liante', un vino de mayor rotación, y 'Corazón Indomable', un joven despalillado escandalosamente bueno, junto con un estupendo rosado y un guiño al pasado confinamiento, 'Todo va a salir bien', con los que Mazuela va creciendo poco a poco. La Hoya de Mazuela es su vino 'top', un reserva selección de un viejo viñedo, que está en trámites de catalogación como Viñedo Singular.

Jesús Manuel García colabora en el desarrollo enoturístico de Cenicero con la recuperación de calados abandonados, en un municipio donde hay catalogadas 285 antiguas cuevas donde se hacían vinos en el siglo XV. Se vinificaba en lagos de piedra de sillería y de hormigón, una elaboración artesanal y tradicional, que son principios que aplica hoy en día Jesús Manuel García (tanques de hormigón) con tecnología del siglo XXI. Mazuela ofrece visitas al calado y a la bodega, de forma especializada además para familias con niños, a quienes se ofrecen actividades lúdicas relacionadas con el vino (pintura de etiquetas y barricas, encorchados...), mientras los padres disfrutan de la cultura del vino. Padres e hijos pueden interactuar en cualquier momento de la visita.