César del Río trabajaba para una empresa de automóviles en Haro y, hace ya más de 30 años, decidió dar un giro a su vida comenzando a embotellar y comercializar los vinos que obtenía de sus viñedos familiares. La bodega compra hoy uva de terceros, aunque mantiene un 90 % de abastecimiento de la propia localidad de Cordovín. Del Río, acompañado de su hijo Iván, corresponsable de las elaboraciones, no oculta el orgullo de haber sido uno de los artífices en llevar el nombre de su pueblo a diferentes plazas importantes de consumo
del norte de España: “Es un trabajo conjunto, de las bodegas que estamos ahora, pero también de los cosecheros que en su día iban a vender por los pueblos y hablaban de Cordovín”. “Ahora lo estamos haciendo con el blanco y, poco a poco, va funcionando porque tenemos unos vinos muy típicos y de calidad”.
El bodeguero y su hijo Iván creen a ciegas en su pueblo y en su vino, el cordovín, y de hecho la bodega concluyó una ampliación con el objeto de abrirse al enoturismo y poder ofrecer comidas: “Hemos llevado el vino a los mercados, pero nos gustaría que la gente viniera a conocer nuestras viñas, nuestra bodega, nuestro paisaje”, indica el bodeguero.
“Estamos en plena Ruta de los Monasterios, entre San Millán, Cañas, Nájera y Santo Domingo, por lo que tenemos que ser capaces también de aprovechar ese interesante triángulo turístico”. César del Río ha abierto también una bodega en la localidad cercana de Alesanco, con el fin de acercarse al movimiento de turistas y visitantes del País Vasco: “Para nosotros, la venta boca a boca siempre ha sido muy importante”.
Desde mediados de los años noventa, las bodegas del municipio se han ido animando a elaborar también vinos tintos. Es el caso también de César del Río, que, bajo la marca Yursun, comenzó con vinos jóvenes de tempranillo, garnacha y un pequeño porcentaje de viura y ahora cuenta también con un crianza y un reserva, mientras que Iván trabaja con varios parcelarios en pruebas que pronto darán sus frutos: “Es posible que el cambio climático nos esté ayudando, porque esta es una zona fría y, probablemente, no podríamos plantearnos hacer tintos hace 50 años”. El caso es que los tintos de la zona alta del Najerilla, y de Cordovín en concreto, están encontrando el reconocimiento en varios concursos nacionales e internacionales, especialmente en añadas cálidas en que la maduración se completa plenamente.