Valverde es un pequeño pueblo en la zona suroriental de Rioja, donde coinciden los límites fronterizos de cuatro comunidades autónomas: La Rioja, Navarra, Aragón y Castilla-León. Zona límite también para el cultivo de la vid, es una de las comarcas más recónditas de la DOCa Rioja, donde Bodegas Lauwa, acrónimo de Laura y Wandert, embotella día a día una preciosa historia de amor entre dos científicos. Wandert y Laura se conocieron en Groningen (Holanda), en cuya universidad trabajaba el holandés como investigador en las ramas de neurociencia y biología molecular y donde recayó Laura con una beca Erasmus: “Son cosas que pasan una vez en la vida, un flechazo, así que no lo dudé y en el año 2014 lo dejé todo y me vine a España”, recuerda Wandert.
Comenzó a trabajar, junto con su pareja, en el Parque Tecnológico de Bilbao en diferentes áreas de investigación, pero su suegro, Alfredo Bozal, viticultor de Valverde, ya había prendido la mecha: “Elaboraba vino para casa y, como biólogo molecular, me interesaba mucho el proceso, así que, aunque no tenía mucha experiencia en el mundo del vino, empezamos a estudiar y nos enganchamos”. Después de varias pruebas artesanales, Wandert y Laura construyeron una pequeña bodega de unos 80 metros cuadrados: “Pensé que era ahora o nunca...; al principio mi familia y amigos me decían si estaba seguro por dejar un trabajo estable en Holanda, pero mi abuela y mi madre me animaron a hacer lo que me hiciera feliz y mi padre, que es un loco del vino, está encantado con que sea viticultor y bodeguero”.
Wandert compró una viña nada más llegar a Valverde y, junto con parte de la producción de su suegro, elaboran tres vinos, etiquetados como Lauwa: un joven de tempranillo tinto, un vendimia seleccionada con seis meses de barrica francesa y un varietal de tempranillo blanco: “Hacemos una fermentación salvaje, sin levaduras comerciales añadidas y trabajamos también la viña con la idea de dirigir lo mejor que podemos la naturaleza, pero sin alterarla”. Lauwa vende la mayor parte de su producción en restaurantes holandeses, aunque está expandiendo su distribución en el ámbito nacional. Por supuesto, siempre puede conocer sus vinos si visita la bodega emplazada en una zona rural Reserva de la Biosfera: “Sí, hacemos enoturismo, en la viña; nos encanta compartir nuestro sueño con la gente”, concluye Wandert.